TARRAGONA PANORAMA Los técnicos restan importancia al despegue abortado y piensan que la explosión del motor afecto al timón de la nave, que perdió el control. Las investigaciones preliminares de Aviación Civil descartan que el accidente en el que el miércoles murieron 153 personas en el aeropuerto madrileño de Barajas se debiesen a un error humano, según confirmaron fuentes conocedoras de las pesquisas. A la vista de las pruebas examinadas hasta el momento, la comisión técnica que trata de esclarecer la tragedia considera que la causa de que el avión de Spanair, con 172 pasajeros a bordo, se estrellase en la Terminal 4 cuando iniciaba la maniobra de despegue no se debió a fallos en la actuación del piloto, un comandante muy experimentado, o de sus ayudantes en la cabina. Las mismas indagaciones previas se inclinan también por restar importancia al fallo en los sensores de la temperatura exterior del aparato que motivaron que el piloto abortase sobre las 13:20 horas el despegue inicial y dirigiese el avión de nuevo al punto de partida para que fuese revisado por los técnicos de la compañía. Es más, entienden que el comandante de la nave fue muy escrupuloso al pedir la revisión porque ese indicador, que mide la temperatura exterior del aparato, no es una alarma muy grave y que, incluso, se podría haber volado sin problemas con el chivato averiado. Los expertos coinciden en que el detonante del siniestro fue un problema técnico en el motor izquierdo del modelo MD-82 de McDonnell Douglas, un avión de 15 años que mide unos 45 metros de largo y tiene las turbinas de propulsión no en las alas, como otros diseños, sino una a cada lado de la cola. Los técnicos no tienen aún datos fiables sobre el origen de los problemas en este motor izquierdo, pero apuntan a que pudo sufrir un estallido o gran rotura, lo que provocó que múltiples piezas metálicas saliesen propulsadas hacia la cola como si fuesen misiles. Estas piezas, como parecen indicar los numerosos desperfectos e impactos localizados en la cola del avión siniestrado, habrían bloqueado o inutilizado el timón e, incluso, podrían haber afectado al correcto funcionamiento del otro motor de la aeronave, el derecho. Más que un incendio Esta teoría, que va mucho más allá del simple incendio en el motor izquierdo que se señaló en el primer momento, explicaría por qué el avión agotó casi la pista L36 de Barajas y, nada más elevar el morro y despegarse unos metros del suelo, perdió el control, se ladeó hacia la derecha, y se estrelló en un área de monte bajo y arboleda cruzado por un riachuelo que está en el límite del perímetro de seguridad del aeropuerto. El resto de la tragedia es conocida: la panza del avión sin control cayó sobre el suelo, se partió en decenas de fragmentos y las más de una decena de toneladas de queroseno que cargaba en los depósitos de las alas convirtieron el impacto en un infierno. El resultado fue que, salvo un puñado de supervivientes, los pasajeros que no fallecieron por el tremendo impacto lo hicieron por efecto de las llamas. Éstas son sólo las primeras hipótesis de trabajo con las que ha comenzado a funcionar hoy la comisión internacional que tratará de esclarecer los hechos, las causas del accidente y quién o quiénes pueden ser responsables de lo sucedido. La comisión la forman los siete técnicos y expertos independientes designados por Aviación Civil, miembros de la Agencia Europea de Seguridad Aérea, representantes de la empresa constructora del avión, y técnicos designados por las autoridades aeronáuticas de Estados Unidos. Sus primeras conclusiones firmes tardarán en conocerse varios meses y su informe final puede demorarse más de un año. Estos informes serán la base de la investigación penal que dirige el responsable del Juzgado de Instrucción 11 de Madrid, Javier Pérez. Despegue grabado Los expertos que ya han podido incorporarse a la comisión trabajan desde el miércoles por la noche en el aeropuerto madrileño y han comenzado a estudiar las cajas negras, una de ellas deteriorada, que tienen grabados todos los parámetros e incidencias del vuelo y las conversaciones de la cabina. Este comité ya tiene en su poder todas evidencias del accidente, entre ellas una grabación del despegue del avión siniestrado, y han comenzado a tomar declaración a varios de los implicados en el accidente, como el primer jefe de bomberos que auxilió a las víctimas. El trabajo que tiene por delante es ingente. Debe tomar decenas de declaraciones -técnicos, empresas, operadores de Barajas, supervivientes...-, estudiar montañas de documentación y analizar en su integridad los restos del aparato, entre otras diligencias. Algunos de los técnicos inspeccionaron hoy el lugar del siniestro y la pista L36 desde la que despegó el avión de Spanair. Tanto el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, como la vicepresidenta, María Teresa Fernández de la Vega, se comprometieron hoy a que el Ejecutivo se asegurará de que la comisión de investigación llegue al fondo de las causas del mayor accidente aéreo de los últimos 25 años en España y que exigirá responsabilidades a quienes hayan podido contribuir al siniestro. «Investigación exhaustiva, rigurosa y total», dijo Rodríguez Zapatero. «Compromiso total del Gobierno», aseguró Fernández de la Vega. La inspección de los técnicos coincidió con los trabajos que realizaban en el lugar tanto los bomberos como la policía científica. Los primeros revisaron metro a metro la zona y el arroyuelo que la atraviesa en busca de los cadáveres de los dos únicos desparecidos del pasaje, que localizaron sobre las 13:00 horas. Eran un bebé y un adulto. La policía peinó la zona en busca de enseres personales, documentación, maletas, joyas y otros efectos que faciliten la identificación de los 153 fallecidos. Textos tomados del periódico online diari de tarragona. com
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