En un libro de reciente aparicion se estudian diversas leyendas urbanas hasta llegar a la conclusion que su origen es bastante simple: alguien comenzo a contar una historia que, tras circular, termina derivando en terribles leyendas que poco o nada tienen que ver con el original.
Como sucede con el telefono descompuesto, entre el origen y el final median infinidad de variaciones creadas por personas que tomaron la idea y la fueron agrandando hasta crear un frankestein que, como en la historia original, no puede ser reconocido ni por su dueño.
Esto es bastante claro en las viejas historias sobre cartuchos recargados que estallan en las maquinas de sus inocentes dueños. Todos hemos escuchado ese mito una o varias veces: alguien compra un cartucho, lo coloca en su maquina y, segundos despues, al ver como estalla, descubre que debio haber invertido en el original.
Con la experiencia que nos dan tantos años dedicados a la venta de cartuchos de toner y tinta podemos decir que esa es la tipica leyenda urbana que, dados los tiempos que corren, no tiene ni pies ni cabeza; y no los tiene porque, al menos en nuestro caso, cada cartucho que ponemos en venta pasa por un exhaustivo control de calidad que hace que no pueda generarse ningun tipo de error al usarse.
De hecho, si nos ceñimos al frio abrazo de las estadisticas podemos probar, con numeros claros en las manos, que tenemos el menor nivel de devolucion del mercado, un record facilmente comprobable que sirve para espantar el fantasma de cualquier mito.
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